Los empleados infelices también son improductivos

Por: Administración
2021-12-24 21:55:19
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EXPANSIÓN. Ocho de cada 10 pacientes que llegan al consultorio de la psicóloga organizacional Magda Rodríguez confiesan que ya no son felices con su empleo y admiten sentirse improductivos y desmotivados. No lo hacen de manera constante, pero sí intermitente.

En un 20% de los casos, señala la también directora de la consultora Evexia Bienestar Psicoemocional, la persona prefiere renunciar. Y entre las causas principales de su infelicidad se encuentran tener un mal jefe, las cargas excesivas de trabajo, un salario bajo, el nulo balance de vida y las escasas oportunidades de desarrollo profesional.

Para las compañías, construir una cultura organizacional basada en la felicidad puede parecer oneroso y hasta algo opcional. Sin embargo, la falta de empleados felices es mucho más costoso. En su informe ‘Estado del lugar de trabajo global: 2021’, la firma de análisis Gallup identificó que la pérdida de productividad de los empleados no comprometidos y activamente desconectados equivale al 18% de su salario anual.

En Estados Unidos, en una empresa de 10,000 colaboradores –con un salario medio de 50,000 dólares– la desvinculación le cuesta 60.3 millones de dólares al año, y remplazar a un trabajador requiere de la mitad a dos veces su salario anual. Por lo tanto, detalla Gallup, cuesta 9,000 dólares al año mantener a cada trabajador desconectado y entre 25,000 y 100,000 dólares remplazarlos.

“Vivimos en una cultura enfocada en el dinero y [las empresas] no entienden que la productividad tiene que ver con un apoyo a la persona, a que sea más feliz, a que esté bien. Es una cuestión cultural que, poco a poco, se tendrá que ir descodificando”, afirma Lourdes Enríquez, especialista en liderazgo empresarial.

Una cultura organizacional basada en la felicidad no está en dar más y más amenidades a los empleados, puntualiza Rosalinda Ballesteros, directora del Instituto de Ciencias del Bienestar y la Felicidad de la Universidad Tecmilenio (ICBF). Tener a un chef, dar bebidas como cerveza y café e, incluso, enviar catas o paquetes para la convivencia social a distancia son incentivos que sí pueden hacer feliz a un empleado, pero solo de forma temporal.

Tampoco significa que las compañías prescindan de las amenidades para cuidar al talento. Se trata de que la persona esté satisfecha con su vida laboral y para ello los incentivos deben ir acompañados de propósito, para que los empleados sientan que dedican su tiempo a algo relevante y de resiliencia.

El propósito, señalan las especialistas consultadas, es importante porque si una persona pasa mucho tiempo en una actividad que no da sentido a su vida, se da un desgaste y una desmotivación al sentir que no dedica espacio a lo que es relevante para ella.

Aquí los líderes tienen la misión de hacer ver a los trabajadores la relevancia de su rol dentro del equipo y de la empresa. Su labor es generar ambientes positivos de interacción para saber qué aspiraciones y necesidades tiene el talento, así como potenciar sus capacidades, en lugar de solo corregir lo que está mal.