Paraíso Perdido: "estamos buscando a los lectores que no se conforman a leer lo mismo”

Por: Administración
2019-06-28 15:01:31
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Ciudad de México, 25 de junio (MaremotoM).- La editorial Paraíso Perdido crece. O al menos la nueva novela de Ave Barrera, Restauración (Premio Lipp) nos hizo ver hasta qué punto estas editoriales independientes están haciendo el verdadero trabajo de la literatura.

“Pareciera una paradoja, pero con estos dos grandes grupos editoriales, que saben qué publicar, las editoriales independientes tenemos un camino mejor”, dice Antonio Marts, cabeza visible de una empresa que ya tiene más de 10 años, que ya han decidido a hacer balance y que, como él mismo afirma, “aprendemos, muchas veces cometemos errores, pero crecemos”.

No quiere hablar de números, detesta el centralismo mexicano, ese tener que buscar a un representante para que defienda sus títulos en la Ciudad de México y dice que están tablas.

–Te llamo ahora porque dentro de poco no te voy a poder llamar. Es increíble lo que crece Paraíso Perdido

–Siempre me podrás hablar, no hay problemas. Nos da mucho gusto la difusión que hemos estado logrando en los últimos años. Ha sido un trabajo de todo el equipo, decidiendo sobre todo qué títulos íbamos a publicar, buscando la difusión en redes sociales, participar en ferias, que reseñen los libros…ese es el papel que debemos cumplir los editores, muy en solidaridad con los autores. Para que la obra logre ser leída por el mayor número de lectores.

–Frente a esta realidad de grandes grupos, ustedes ponen el uno a uno, eso es interesante

–Aunque parezca una contradicción, el hecho de que tengamos dos grupos muy fuertes editoriales, es un momento de oportunidad para las editoriales alternativas, independientes como las nuestras. Ellos tienen claro lo que quieren publicar y lo que no encaja en ese modelo, los que estamos atreviendo a editar ese tipo de libros, podemos aprovechar. Creo que ese fue el caso de Restauración, de Ave Barrera, entre otros. Es una gran novela, desde el momento que nos cayó el manuscrito nos encantó y decidimos publicarla. Las editoriales como Paraíso Perdido, estamos buscando a los lectores que no se conforman a leer lo mismo, con esa uniformidad que dan las editoriales grandes, estamos como renovando el panorama literario, quizás sin tanta difusión, pero son los propios lectores los que van pasando la estafeta a otros lectores.

–Para hacer una editorial hay que tener muy claro qué es lo que van a publicar ¿Cómo fue en tu caso?

–Hablaría de dos etapas con Paraíso Perdido. La primera era un proyecto de amigos, no sabíamos nada de edición, fuimos aprendiendo sobre la marcha, nos equivocamos, metimos la pata, publicamos a los amigos y alrededor de 10 años estuvimos en este proceso. Una vez que cumplimos la década decidimos convertirlo en algo más profesional, asesorarlo y creo que a partir de ahí se da este surgimiento de la editorial como tal. Empezamos a buscar a los autores, descubrimos que la mayoría de los narradores, ya con cierta trayectoria, les era muy complicado publicar y decidimos apostarle a ellos. Creo a los autores les gusta esto, que tratamos de jugárnosla con ellos, publicarlos a ellos, en lugar de estar atrás de los grandes nombres, ya consolidados. Es una decisión y por esa decisión armamos el catálogo.

–¿Tienen un ritmo menos veloz?

–Estamos aprendiendo. El año pasado obtuvimos un apoyo del FONCA y editamos un montón de libros, alrededor de 20, precisamente nos topamos con el problema que tú planteas. Eran tantos libros que no te concentras en la difusión como lo debes hacer. Este año estamos siendo un poco más conservadores y estamos tratando de mover los libros lo más que se pueda. No dejamos de aprender, estamos muy abiertos a proponer cosas nuevas. Tenemos capacidad de respuesta, por ser pequeños, ante el panorama general, mucho más rápido que una editorial grande.

–¿Qué otras cosas has sacado además de Restauración?

–Yo apostaría por el libro Crónicas desde el piso de venta, de Iván Farías. Son unas crónicas muy amenas de su paso como vendedor de piso en El Péndulo. Está llena de anécdotas con políticos, con autores, está escrita de manera muy fluida y tiene mucho humor. Tenemos también por ahí una antología con textos en torno a la figura de Selena Quintanilla, no es un homenaje, sino que hay ensayos, algunos poemas y algunos cuentos en torno a la importancia que tuvo para cierta música popular mexicana. Hay un libro de una narradora del Estado de México, Nora de la Cruz, son cuentos en los que los personajes son todos habitantes del Estado y hablan de la precariedad y de lo difícil que es romper con esa precariedad y trascender. Me parece una reflexión muy interesante. Hay una reedición de Carmen Villoro. Son prosas poéticas.

–Carmen está sonando mucho últimamente

–Un tiempo estuvo sin publicar y envuelta en otros proyectos, pero ahora ha regresado. A nosotros nos interesó ese lado más de prosa, porque no publicamos poesía y le viene bien a la editorial publicar este catálogo. Hay otro libro, es una traducción de una novela portuguesa que hizo Ave Barrera y que narra la biografía de una banda de rock ficticia, The Empire. El escritor se llama Joao Valente.

–¿Cómo es trabajar fuera del centro?

–Lo más difícil es luchar contra este centralismo que existe desde hace años. Por ejemplo, la mayoría de las grandes cadenas de librerías, como Gandhi, Porrúa, el mismo Fondo de Cultura Económica, te pide que surta los libros de manera personal. Es muy complejo, para los que no estamos en la capital, se nos obliga a rentar una bodega, algo que no podemos hacer o a tener que estar viajando permanentemente para subsistir.

–¿Tener un representante aquí?

–Lo estamos buscando, pero me molesta verme obligado a tener un representante. La otra cosa es la concentración de los medios en Ciudad de México, donde el periodista no ve más allá de la capital. Ha sido muy difícil que editoriales como la nuestra sea mencionada. Obviamente eso se va arreglando con trabajo. Fuera de eso, estamos bien en Guadalajara.

–¿Cómo van los números, Antonio?

–Es complicado. Podríamos hablar de que estamos cerca de salir tablas. No podemos vivir todavía de la venta de los libros, hacemos algunos trabajos de servicios editoriales que terminan de afianzar las finanzas. Nos ha ido mejor, aunque es un proceso lento, los distribuidores de las librerías tardan en pagar y recuperas la inversión dentro de dos o tres meses. A un proveedor le tienes que pagar inmediatamente y descapitalizarte. No podemos parar en la difusión. Soy optimista.

Fuente: Monica Maristain / monicamaristain.com