MILENIO. La red de control de delitos financieros de Estados Unidos (FinCEN, por sus siglas en inglés) detectó que los cárteles de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Golfo están traficando petróleo crudo al país de las barras y las estrellas para que pequeñas empresas lo revendan a precios bajos y así obtener ganancias millonarias en ambos lados de la frontera.
De acuerdo a la alerta que emitió este jueves FinCEN, las organizaciones criminales obtienen el petróleo perforando ductos, robando directamente en las refinerías o sobornando a empleados de Petróleos Mexicanos (Pemex) para después almacenarlo en centros de distribución ubicados en estados como Veracruz, Altamira y Monterrey.
Para contrabandearlo a Estados Unidos, utilizan empresas fachada que tienen camiones cisterna con la mercancía mal etiquetada como aceite usado y otros materiales peligrosos, con el fin de sortear cualquier revisión y evadir impuestos y regulaciones.
“Los cárteles explotan este flujo de petróleo crudo entre México y los Estados Unidos contrabandeando petróleo crudo agrio y pesado obtenido ilícitamente de Pemex a través de la frontera suroeste de los Estados Unidos mediante corredores mexicanos, a menudo mal etiquetados como ‘aceite usado’ u otros materiales supuestamente peligrosos, a importadores estadounidenses cómplices que luego venden el petróleo crudo robado con un gran descuento en los mercados energéticos de los Estados Unidos y el mundo antes de repatriar las significativas ganancias ilícitas de regreso a México”, explica el documento.
Según las autoridades, las empresas de Estados Unidos que son cómplices, están ubicadas en la frontera con México, desde el Valle Bajo del Río Grande en Texas, Eagle Ford Shale en el sur de Texas, la Cuenca Pérmica en el oeste de Texas y el sureste de Nuevo México, así como en las áreas de Houston y Dallas.
Ya en territorio estadunidense, el petróleo se entrega a estas empresas en terrenos baldíos acondicionados con tanques de almacenamientos móviles operados por industrias de Estados Unidos para que sean vendidos en los mercados energéticos, tanto de ese país como hacia otros lugares del mundo.
“Los importadores estadounidenses lo facturan y lo venden en nombre de los cárteles como crudo West Texas Intermediate (WTI) 19 y otros tipos de crudo con un gran descuento a intermediarios externos cómplices en Estados Unidos y en jurisdicciones extranjeras”, agrega.
Según la investigación, el crudo robado puede venderse a compañías estadunidenses de petróleo, gas natural y refinerías, pero también se ha detectado que llega hasta lugares de Japón, India y África sin que se conozca el origen ilícito del crudo.
“Según estimaciones de las fuerzas del orden, los importadores estadounidenses pueden obtener más de cinco millones de dólares en ganancias por cada envío de petróleo crudo en petrolero desde Estados Unidos a jurisdicciones extranjeras, con múltiples petroleros en ruta cada mes”, abundó.
Para obtener las ganancias, se tiene un esquema organizado que inicia con los importadores estadunidenses que reciben el pago por vender el crudo en los diferentes mercados energéticos tanto de Estados Unidos como de otros países.
Posteriormente, envían transferencias bancarias a empresas de Estados Unidos y México controlada por intermediarios que a su vez pagan a los cárteles su parte de las ganancias.