Los aliados invisibles de Spotify y Apple Music

Por: Administración
2019-09-20 16:20:58
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Las plataformas de streaming musical, como Spotify, Apple Music y otras, no deberían llevarse la totalidad de créditos por su éxito.

Tras bambalinas, hay un cúmulo de empresas distribuidoras de música digital, conocidas como “agregadoras”, que se encargan de nutrir su amplísimo catálogo. Son las responsables de subir a Spotify, por ejemplo, 40,000 canciones diariamente, esto es, alrededor de 1.2 millones de melodías al mes, gracias a lo cual la plataforma sueca tiene hoy 50 millones de temas listos para ser reproducidos por sus usuarios.

Los clientes de las agregadoras son aquellos creadores de música interesados en difundir y comercializar sus materiales. Éstos se clasifican en básicos y premium, según el tipo de contrato.

Con los básicos, la labor de las agregadoras se limita a subir sus temas musicales a las plataformas, en el entendido de que, de lo que se obtenga, de usuarios suscritos y de anunciantes, sólo se quedan, en promedio, con 15% de lo recaudado, y 85% es para el artista.

Con los clientes premium, además de subir sus temas a las plataformas (labor de distribución), también hacen para ellos tareas de representación, promoción, marketing, relaciones públicas y manejo de redes sociales. En este caso, se quedan con 30% de lo recaudado, y los autores, con 70%.

“Las empresas de distribución digital evolucionaron para volverse compañías full service para los artistas premium, funcionando más como sellos discográficos”, dice Emmanuel Zunz, fundador de la agregadora ONErpm.

Los números de esta industria vuelven a brillar, tras un periodo sombrío provocado por las descargas gratuitas de internet. Después de que, entre 2001 y 2014, las ventas mundiales de música grabada cayeron más de 40%, a 14,300 millones de dólares (mdd), el año pasado lograron ingresos por 19,100 mdd. Pero, ahora, al frente ya no están las ventas de discos, sino las plataformas de streaming, que suman 255 millones de suscriptores de pago.

Fuente: Alejandro Medina / Forbes