Lo que la pandemia se llevó

Por: Patricia Garcés
2020-09-28 18:43:34
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Soundtrack para esta columna: “Everybody’s Changing” de Keane

You're aching, you're breaking
And I can see the pain in your eyes
Says everybody's changing
And I don't know why

 

Antes que nada, quisiera agradecer a mis dos lectores (como diría German Dehesa) por su paciencia para con esta humilde columnista y su columna. No están ustedes para saberlo ni yo para contarlo, pero mis dos lectores estuvieron preguntando para cuando retomaba la columna y yo queridas y queridos, sabía que había pasado el tiempo, pero nunca pensé que tanto.

Resulta que hoy que revisaba viejas columnas para asegurarme de no repetir canciones del soundtrack (ya tengo que ir haciendo una lista para consulta rápida) me di cuenta que mi ultima columna fue el 28 de mayo. Me da pena con mi editor (el gran Mike) y me da pena con mis lectoras y lectores, pero a veces es necesario priorizar la salud mental y a estos deditos, a esta cabeza, pero sobre todo a este corazón no le nacía sentarse a escribir. Estaba bloqueada, en modo supervivencia de hacer lo mínimo posible para mantener la cabeza sobre el agua, mis amigas y amigos ansiosas y ansiosos, overthinkers y depresivas y depresivos me entenderán. Las abrazo, los abrazo y me abrazo en estos tiempos difíciles donde nos estamos enfrentando a todo y a nada.

¿Que han estado haciendo estos 4 meses que no nos hemos leído? ¿Cómo han manejado estos tiempos pandémicos? Yo les cuento que entre otras cosas tuve un ataque de pánico (cosa de nada, solo sentí que me moría) he tenido broncas personales (conmigo misma, mías, de mí) broncas familiares, sigo extrañando a mi Tijuana de mi corazón, traigo algunos proyectos en mente, un par que ya concreté entre otras cosas.

En fin, entremos en materia. Esta columna se llama “Lo que la pandemia se llevó” y creo que después de estos 6 meses es un buen ejercicio ver atrás y darnos cuenta de que estamos viviendo sin ciertas cosas, algunas de las cuales en su momento consideramos básicas en nuestra vida y resulta que no eran tan indispensables después de todo. También estamos haciendo cosas que tal vez pensamos que nunca haríamos, pero henos aquí. De la perdida de personas amadas por este virus o por las condiciones derivadas de la pandemia hablaremos en otra columna, para dedicarle al tema la seriedad que merece.

Respecto a las cosas que ya no tenemos, personalmente puedo decirles que yo estoy viviendo sin ir al gimnasio, para algunos puede resultar superficial, pero a mí, el ejercicio me ha salvado la vida, literal. No me gusta hacer ejercicio en casa ni seguir una pantalla. A mi me gusta ir al gym, que eso sea de las primeras cosas que hago por las mañanas, la presión social de estar ahí y si se puede participar en clase con varios (muchos) compañeras y compañeros, mejor, así que ya se imaginaran, he tenido que manejar mi ansiedad de otras maneras, no he sido tan exitosa en esto diría mi ataque de pánico, pero se hace lo que se puede. He cambiado mi amado gimnasio por una hora de cardio en la caminadora todas las mañanas.

También, he estado 9 meses sin salir del pueblo y esto, esto me está volviendo loca. Los que me conocen saben que amo viajar y aunque a estas alturas ya veo a muchos saliendo, yo aun no me atrevo a darme ese lujo. El resto de cosas a las que nos ha sometido el confinamiento: ir al super en un 2x3, no salir a restaurantes, bares, antros, cines, etc. eso lo puedo manejar sin tanto problema. Obviamente extraño ver a ciertas amigas muy queridas, poder irnos por un cafecito o por una cheve pero entiendo que es un riesgo. Mantenerse en contacto a través de Whatsapp o Facebook no es tan satisfactorio como vernos y contarnos todo cara a cara.

Veo a varios de ustedes trabajando “a distancia” desde casa. ¡Qué cosas! Tuvo que venir una pandemia a enseñarnos que realmente no es tan necesario estar todos en la oficina encerrados viéndonos la jeta. Ojalá y aprendamos de esto y entren “al sistema” horarios flexibles y otros esquemas, pero lo dudo mucho, ahora que el semáforo epidemiológico está cambiando, de nuevo los quieren ahí enclaustrados con el riesgo de contagio que esto implica. En este país amamos las horas nalga y hacerles las cosas difíciles a los demás.

Hablando de trabajo, ¿cómo espera “el sistema” que se concilie este asunto de que los niños están tomando clases desde casa y al mismo tiempo los padres tienen que estar en la oficina de tiempo completo? Veo a muchas amigas haciéndose garras y digo amigas con A porque como diría la Chimoltrufia “no nos hagamos tarugos” con esta pandemia somos las mujeres las que estamos agregando una tercera jornada a nuestras ya de por si saturadas labores tanto fuera como dentro de casa.

Y ya que estamos con el tema de las niñas y los niños, por favor, recordemos que ellos son los grandes olvidados de esta pandemia. Hablen con los peques de su vida, escúchenlos mucho, traten de hacerles lo mas grato que se puedan estos días, relájense y dejen de atormentarlos con cosas de la escuela, que ya bastante tienen con ser personas non gratas en todos lados como para todavía tener que soportar maltrato en casa. La familia se supone, debe ser nuestro lugar seguro. Recordemos esto siempre.

Tocando el tema de la familia, están tronando también matrimonios y ¡cómo no! Si antes la cosa era medio soportable porque solo se veían pocas horas al día, pero imagínense ahora 24x7 conviviendo todo el tiempo. ¡La Diosa me libre! Sálvese quien pueda y si puede usted deshacerse de su maltratador (alias marido) amiga, más vale ahora que nunca.

Otras cosas que me comentan amigas y amigos que han perdido estos meses o a las que se han acostumbrado ya y que antes veían raras: Quedarse en casa, tener citas en una cochera, banqueta o estacionamiento de centro comercial, no poder salir de compras, no ver a la familia, no ir a misa los domingos, no salir a los restaurantes o a la playa, no poder abrazar a alguien o cocinar entre muchas otras.

¿Qué nos espera en los próximos meses? No los quiero asustar, pero “Winter Is Coming” y se nos va a juntar el COVID con la influenza así que hay que estar preparados lo mejor que se pueda tanto física como psicológicamente. Mi yo pesimista dice que esto aun va para largo y hay que seguirnos cuidando y tomando las medidas que nos parezcan pertinentes.

Así es como nos ha cambiado la vida, así es como muchos nos tragamos nuestras palabras o nos damos cuenta que aquello que considerábamos indispensable en realidad no lo era tanto y comenzamos a valorar otras cuestiones por encima de eso como la salud, por ejemplo.  El ser humano es resiliente por naturaleza, aquí seguimos, algunos viviendo, otros sobreviviendo, pero seguimos respirando. Animo.

Y así las cosas.

 



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Patricia Garcés

Reynosense. Licenciada en comercio internacional. Educadora sexual, Educadora y Consejera en Lactancia y Educadora en Salud Materna. Madre. #HomeSchoolMom. Sí, soy una de "esas feministas". Molestando a la humanidad desde 1976. Me gustan los perros. Nueva Karen por culpa de Ginger.

Correo electrónico: pat1228g@gmail.com

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