Hate, hate, hate…

Por: Patricia Garcés
2020-11-06 21:24:54
1988

Soundtrack para esta columna: “Fuck You” de Lily Allen:

“Do you, do you really enjoy living a life that's so hateful?
'Cause there's a hole where your soul should be
You're losing control of it And it's really distasteful”

¿Soy sólo yo o en realidad todos andamos de un odioso subido de tono, malitos de nuestra tolerancia, super haters, criticones, señaladores, poseedores de la verdad absoluta, entre otras cosas hermosas?

Resulta amiguitas y amiguitos, que esta pandemia está destapando un montón de cosas, asuntos que ya estaban ahí y que solíamos esconder “debajo de la alfombra” como dirían los gringos se están exacerbando de una manera impresionante y no tenemos para donde hacernos, estamos desnudos y no hay donde meternos ¿nos atrevemos a mirar de frente lo que esta pasando y tomar acción? O ¿seguiremos haciendo como que la virgen nos habla?

Hay mucha tela de donde cortar y se podrían escribir muchas columnas al respecto, pero hoy específicamente me gustaría abordar en algo que he visto ha ido en crescendo en esta pandemia: los seres humanos nos pintamos solitos para criticar a los demás, sentirnos moralmente superiores, culpabilizar y si, tratar de que los demás se sientan avergonzados por lo que hacen y por supuesto que la pandemia ha sido una oportunidad de ORO para que muchos nos subamos a nuestro ladrillo moral de perfección y vayamos pendejeando a los otros a diestra y siniestra.  Yo misma lo he hecho, pero por favor, díganme ¿Qué necesidad tenemos de andar haciendo corajes si otras personas deciden hacer las cosas de una manera diferente a como las haríamos nosotros?

Y con esto me refiero a un montón de cosas como: que si no se quién hizo fiesta de cumpleaños, que alguien mas viajó, que otros se fueron al restaurante, que si hay mucha gente haciendo ejercicio en el parque, que ahora que finalmente ya dejan entrar niños al super algunas de nosotras decidimos llevarlos y pues como diría Lucerito ¿Y? ¿Y?? Y? ¿YYYY?????

Obviamente estamos en medio de una mega bronca de salud pública, hay reglas que debemos de seguir por el bien de nuestra comunidad, tratemos por favor de ser conscientes y de pensar más allá de nuestro ombligo pero tampoco vayamos por ahí como lombriz en salmuera señalando todo y a todos porque ¿adivinen qué? Los únicos a los que vamos a hacer daño es a nosotros mismos, los demás siguen su vida como si nada y los efectos de esa critica, de ese coraje, de esa impotencia nos los quedamos nosotros y eso, está comprobado científicamente nos baja las defensas y no es algo deseable para nuestra salud nunca y mucho menos en este momento en específico.

El tono aleccionador y amargado en redes sociales y muchas veces en persona ya me cuesta trabajo soportarlo. Parece que la verdadera pandemia que se ha desatado de marzo a la fecha es el odio entre nosotros mismos. ¿no creen?

Déjenme les platico una anécdota personal: Cuando el miedo por la pandemia comenzó a ceder un poco vi a algunos de mis contactos comenzar a viajar, los que me conocen saben que AMO viajar así que confieso que lo primero que sentí fue envidia (y no de la “buena”, aparte estoy segura que esa no existe), después, obvio, mi juez interno salió a juzgar la inconsciencia,  la poca consideración que tiene esa persona hacia los demás ¿Cómo se le ocurre salir de su casa? ¿Divertirse? ¿Pasársela bien? ¿Qué no sabe que estamos en medio de una jodida pandemia? afortunadamente esa mala vibra me duro unas 24 horas, después comencé a ver las cosas diferentes: me puse en sus zapatos, me dio mucha alegría que esa amiga o amigo se sienta libre de viajar, que se la pase bien, que pueda hacerlo, que disfrute, que goce, que viva al 100. Si hay alguna consecuencia de ese viaje buena o no tan buena, será mi amiga o amigo quien tenga que lidiar con ella, no yo.

Verán, soy una firme creyente que los humanos estamos conectados y que de alguna manera lo que vamos sintiendo podemos contagiarlo a los que nos rodean (vaia vaia), así que quiero agradecer a esas amigas y amigos que me contagian su risa, su disfrute, sus comidas ricas, sus viajes hermosos, su alegría, su plenitud a la distancia. Yo aun me siento temerosa, poco a poco me iré soltando (o no) pero mientras, les pido, sigamos esparciendo amor, paciencia y compasión hacia los demás y obviamente, tomando las decisiones que nos parezcan pertinentes para cuidarnos y que nos den paz. Lo necesitamos más que nunca.

Y así las cosas.

 

 



FO2P5zN3Bz7GXXYbb2BD.jpg

Patricia Garcés

Reynosense. Licenciada en comercio internacional. Educadora sexual, Educadora y Consejera en Lactancia y Educadora en Salud Materna. Madre. #HomeSchoolMom. Sí, soy una de "esas feministas". Molestando a la humanidad desde 1976. Me gustan los perros. Nueva Karen por culpa de Ginger.

Correo electrónico: pat1228g@gmail.com

Tumblr: https://www.tumblr.com/blog/pat1228

Twitter: https://twitter.com/Pat1228