INFOBAE. Los 133 cardenales menores de 80 años ya se encuentran reunidos para elegir al sucesor del papa Francisco. Cada uno emitirá su voto con la esperanza de que alguno de ellos alcance los dos tercios necesarios para ser nombrado como nuevo Sumo Pontífice; sin embargo, no se trata de una elección improvisada. Los purpurados llevan días discutiendo el perfil de quien debe sentarse en el sillón del apóstol Pedro.
El cardenal Barreto participó de seis de las doce reuniones del precónclave. En conversación con América, detalló que en estos encuentros cada uno de los cardenales brindó su aporte sobre cómo debería ser el nuevo líder de la Iglesia Católica. “Somos 252 cardenales de 97 países, cada uno aporta su visión, pero puedo decir que hay un consenso muy claro: el próximo papa debe continuar el proceso de reforma que el papa Francisco ha iniciado. Esto ya es un motivo de agradecimiento a Dios”, reveló.
El exarzobispo de Huancayo destacó la nota de prensa difundida por la oficina de comunicaciones del Vaticano. “Se esbozó el perfil de un Papa pastor, maestro de humanidad, capaz de encarnar el rostro de una Iglesia samaritana, cercana a las necesidades y heridas de la humanidad. En tiempos marcados por guerras, violencia y fuertes polarizaciones, se siente con fuerza la necesidad de un guía espiritual que ofrezca misericordia, sinodalidad y esperanza”, se lee en el comunicado de la Santa Sede.
El texto también hace mención a los discursos de algunos cardenales que reflexionaron sobre el poder del Papa. La congregación concluyó con la lectura de una declaración oficial: un llamamiento a las partes implicadas en diversos conflictos internacionales.
En las reuniones previas al cónclave estuvo Juan Luis Cipriani, cardenal y exarzobispo de Lima. Su presencia fue criticada al tratarse de un purpurado castigado por el mismo papa Francisco luego de conocerse una denuncia por abuso sexual a un menor de edad en su contra. El Sumo Pontífice le prohibió lucir los hábitos y símbolos cardenalicios; sin embargo, este se presentó ante el féretro del papa portando la vestimenta habitual de un cardenal.
Cipriani fue captado visitando la tumba del Santo Padre y en las reuniones donde se perfilaba al nuevo líder de la Iglesia Católica. Los cuestionamientos hacia su participación aparecieron en medios de comunicación de todo el mundo. “Este tipo de acontecimientos que lógicamente desacreditan su idoneidad para estar en el colegio cardenalicio, cuando ha habido una información, una decisión del Santo Padre”, dijo Pedro Barreto al respecto.
En un pronunciamiento, Juan Luis Cipriani reconoció que la Santa Sede le impuso sanciones en 2019, pero aseguró que nunca cometió “ningún delito ni abusó sexualmente de nadie en 1983 ni en ningún otro momento”. Además, mencionó que fue autorizado por Francisco en 2020 a retomar algunas funciones pastorales.
El cónclave es la reunión secreta de los cardenales de la Iglesia Católica que se convoca para elegir a un nuevo Papa, sucesor de San Pedro, tras la muerte o renuncia del anterior pontífice. La palabra “cónclave” proviene del latín cum clave, que significa “con llave”, haciendo referencia al encierro estricto al que se someten los cardenales durante el proceso, aislados del mundo exterior para evitar influencias externas.
El cónclave se celebra en la Capilla Sixtina del Vaticano. Solo pueden participar los cardenales menores de 80 años, quienes votan en sesiones sucesivas hasta que uno de ellos obtiene una mayoría de dos tercios. Las votaciones pueden repetirse varias veces al día. Para señalar el resultado, se utiliza una chimenea: si el humo es negro, no hubo elección; si es blanco, significa que se ha elegido un nuevo Papa.
Este proceso sigue normas muy estrictas establecidas en la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, promulgada por Juan Pablo II y actualizada por sus sucesores. El cónclave es un momento clave en la historia de la Iglesia Católica, pues de él depende la elección del líder espiritual de más de mil millones de fieles en todo el mundo.