EL FINANCIERO. El empresario mexicano Carlos Slim Helú compartió los detalles de uno de los momentos más decisivos de su trayectoria empresarial: la adquisición de Telmex a principios de la década de 1990, una empresa de telecomunicaciones que, según él mismo reconoció recientemente, hoy ya no resulta rentable.
En una entrevista con el empresario y creador de contenido Oso Trava para Cracks Podcast, el ingeniero relató con detalle las dudas, negociaciones y condiciones que lo llevaron a tomar el control de Telmex, la compañía telefónica más importante de México.
El propietario de Grupo Carso señaló que al inicio “no tenía ganas” de participar en el proceso de privatización de Telmex impulsado por el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, debido a la crisis operativa que atravesaba la compañía.
“Había 2 millones 200 mil clientes sin atender, tres años de lista de espera… muchas cosas mal, muchas cosas mal”, recordó Slim durante la conversación.
A pesar de sus reservas iniciales, el magnate mexicano admitió que recibió presiones de autoridades financieras, como la Secretaría de Hacienda y el Banco Internacional, para sumarse al proceso y garantizar una mayor participación de inversionistas mexicanos frente a los extranjeros.
Carlos Slim precisó que el precio final de la operación ascendió a 8 mil 600 millones de dólares por el 20.4 por ciento de las acciones, una cifra muy superior al valor que tenían en el mercado, donde se estimaban entre 200 y 400 millones de dólares. Con ello subrayó la diferencia entre la valuación previa y el monto alcanzado durante la privatización.
El empresario mexicano, considerado como uno de los hombres más ricos del mundo, recordó que en un principio se buscó que inversionistas españoles encabezaran el consorcio comprador, pero las negociaciones no prosperaron.
Posteriormente, se acercaron France Telecom y Southwestern Bell (SBC, hoy AT&T). Uno de los principales puntos de tensión fue quién tendría el control de las decisiones de Telmex, un conflicto que estuvo a punto de frustrar las negociaciones.
“Fuimos con los francés y los españoles, estuvimos a punto de no entrar porque querían ellos tomar las decisiones. Yo les dije que no. Que esas las tomamos nosotros, los mexicanos acá, teníamos la mayoría”, comentó el magnate en la conversación.
La solución fue alcanzar un acuerdo de equilibrio. Slim mantuvo el control de las decisiones en México, pero aceptó que, en caso de que los presidentes de SBC o de France Telecom plantearan una postura distinta, se tomaría en cuenta por la experiencia de estos directivos de alto nivel.
Tras la adquisición, Carlos Slim impulsó una transformación inmediata y profunda en Telmex. Su equipo desarrolló un plan integral de modernización de la red, con el objetivo de reducir significativamente los tiempos de instalación de líneas y mejorar la eficiencia operativa.
Sin embargo, la mayor innovación consistió en separar la operación de telefonía fija y la móvil, con el objetivo de que Telmex y Telcel funcionaran como competidores dentro del mismo sector de telecomunicaciones.
“Lo bueno que hicimos en Telmex fue que sacamos Telcel de Telmex para que fueran competidores. Porque era clásico que trataban que la celular no funcionara porque le iba a afectar a la otra”, comentó.
La apuesta por la telefonía móvil también incluyó la introducción del sistema de prepago, inspirado en la experiencia francesa y adaptado a la realidad mexicana. Slim recordó que esta modalidad nació de la necesidad de resolver el problema de las alcancías de los teléfonos públicos, que solían saturarse con monedas.
La solución fue sustituirlas por tarjetas que permitían pagar las llamadas de forma más práctica, un esquema que rápidamente alcanzó millones de ventas y que con el tiempo se convirtió en uno de los pilares del crecimiento de Telcel.
Carlos Slim enmarca la compra de Telmex en su filosofía de aprovechar oportunidades en tiempos de crisis. “Decían que estaba yo mal… pero era obvio: había que comprar cuando todo estaba regalado”, afirmó.